
LA REVUELTA CHACARA
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El 1 de octubre de 1920 los chácaros se alzan en armas contra la tiranía gomecista. El suceso estalla inicialmente en forma de revuelta pueblerina, en apoyo al general Juan Pablo Peñaloza. Desde la ciudad de Cúcuta, el quijotesco general ha organizado una invasión militar sobre el territorio tachirense. Él tiene la esperanza de encontrar respaldo en los pueblos de la alta montaña andina, cobijados en el frío y la neblina de los páramos, cuyos vecinos suelen secundarlo en las andanzas guerreras. Pregonero y otros caseríos cordilleranos amanecen olorosos a pueblo rebelde y levantisco. Pero el militar es vencido antes de cumplir los objetivos y retorna derrotado al exilio. Eustoquio Gómez, presidente del Táchira, ordena el reclutamiento para contener la invasión. Una vez aniquilado el movimiento subversivo, comienzan las venganzas y retaliaciones contra los alzados. En San Cristóbal, donde también hay escaramuzas, los ahorcados de Pirineos representan el más dantesco y macabro cuadro de la crueldad aplicada contra los rebeldes.
La rabia maldita de la tiranía también se ensaña contra Pregonero. Un telegrama en clave resume la orden de destrucción: Mateo, Candelario y Roberto. O mejor dicho: Mate, candela y robe. José Rufo Dávila, Aurelio Amaya e Isaías Vivas parten con tropas a sofocar la revuelta. A Pregonero entran el domingo 17 de octubre. Llenos de odio, lascivia y licor, imponen el régimen de terror contra los vecinos, especialmente contra las mujeres, ancianos y niños. Los vecinos cogen el monte, para evitar el escarmiento, la cárcel o paredón. Hombres como Francisco Useche, Calazans Andrade, Aurelio Méndez, Gregorio García, los hermanos Sánchez Pérez, entre otros, asumen la tarea de organizar y liderar la resistencia. Las tropas invasoras van por los campos. Ellos roban, violan, queman, confiscan animales y cosechas, derriban puertas y se apoderan de todo, hasta de las vidas y almas. Los chácaros se defienden como pueden, armados sobre todo de dignidad y valentía. La táctica más eficaz es el ataque imprevisto y certero. Son largos meses de resistencia contra los invasores. Luego se negocia la paz y Pregonero vuelve a las faenas campesinas.
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Dedicado a Manuel Pereira, participante de la resistencia chacara.